Para llevar una vida más sostenible desde el punto de vista ecológico, uno de los primeros pasos que podemos dar es el de consumir productos que nos ayuden a reducir nuestra huella ecológica. Esta es una buena forma de comenzar a cuidar el planeta porque, al contrario que otras actitudes, no necesariamente conlleva un cambio traumático de hábitos, sino simplemente el cambio de algunos productos de consumo cotidiano por otros equivalentes menos agresivos con el medio ambiente. Pero, ¿qué es la huella ecológica y cómo se relaciona con la sostenibilidad?
Huella ecológica y biocapacidad
Concebida en 1990 por Mathis Wackernagel y William Rees en la Universidad de British Columbia, la huella ecológica mide los activos ecológicos que requiere una población para producir los recursos naturales que consume, como pueden ser:
- Alimentos de origen vegetal
- Productos de fibras vegetales como el algodón
- El ganado
- Los recursos pesqueros
- Productos forestales
- El espacio para las infraestructuras
También se tiene en cuenta la capacidad del medio necesaria para absorber tanto sus desechos como las emisiones de carbono.
Por tanto, en relación con estos recursos, para el cálculo de la huella ecológica se establecen séis categorías de áreas productivas:
- Tierras de cultivo
- Tierras de pastoreo
- Zonas de pesca
- Tierras edificadas
- Áreas forestales
- Demanda de carbono en la tierra
Al otro lado de la balanza, la biocapacidad es la capacidad del medio para regenerar los recursos consumidos. Representa por tanto la productividad de sus activos ecológicos.
Sostenibilidad y huella ecológica
Tanto la huella ecológica como la biocapacidad se expresan en hectáreas globales: hectáreas estandarizadas y comparables a nivel mundial con la productividad promedio mundial. De este modo, la huella ecológica de cada territorio se puede comparar con su biocapacidad.
Este balance constituye una buena manera de estimar la sostenibilidad de una forma de vida. Siempre que la huella ecológica de una determinada población que explota un territorio se mantenga por debajo o al mismo nivel que la biocapacidad de ese territorio, podemos decir que dicha población mantiene un modo de vida sostenible.
Si la huella ecológica de una sociedad excede la biocapacidad de la región, esa región tiene un déficit ecológico. Su demanda por los bienes y servicios que sus tierras y aguas pueden proporcionar (frutas y verduras, carne, pescado, madera, textiles y absorción de dióxido de carbono) supera lo que los ecosistemas de la región pueden renovar. Una región en déficit ecológico satisface la demanda importando, liquidando sus propios activos ecológicos (como la pesca excesiva) y / o emitiendo dióxido de carbono a la atmósfera.
Si la biocapacidad de una región supera su huella ecológica, se dice que tiene una reserva ecológica.
Calculadora de huella ecológica
Si quieres calcular tu huella ecológica, te proponemos dos sencillas herramientas con enfoques distintos.
La primera la encontrarás en http://www.vidasostenible.org/huella-ecologica/
Se trata de una encuesta en la que irás respondiendo a diferentes preguntas sobre tus hábitos de consumo y condiciones de vida.
Finalmente, te expresará el resultado de una manera poco científica pero muy fácil de entender: te dirá cuántos mundos serían necesarios para vivir si todo el mundo tuviera tu estilo de vida.
La segunda, está más relacionada con el concepto de cáculo por categorías de áreas productivas del que hemos hablado y la encontrarás en http://www.tuhuellaecologica.org/